• Marcha histérica y trastornos psicógenos de la marcha

       Los síndromes histéricos tienden a caracterizarse por la discordancia entre los síntomas y los hallazgos objetivos y por la tendencia a la teatralidad, con frecuentes escenas de llanto o caídas espectaculares pero poco traumáticas ante las órdenes del explorador. En general, la incidencia de las denominadas histerias clásicas ha disminuido, quizá por la evolución cultural de la sociedad. Hoy en día son relativamente raras y en general se asocian a personalidades inmaduras.


       Los trastornos de la marcha suelen manifestarse como monoplejías, hemiplejías o paraplejías. Los individuos monopléjicos o hemipléjicos no levantan el pie del suelo al andar, sino que lo arrastran detrás del tronco o lo mantienen siempre por delante como apoyo y con frecuencia sustituyen la eversión (flexión plantar y rotación interna del pie) típica de la hemiplejía, por una rotación externa del pie sin flexión de la planta, que llevan hacia delante como si patinaran sobre el suelo. La posición del brazo en actitudes no hemipléjicas puede acompañar esta marcha en la que, además, falta la clásica circunducción de segador. Los músculos con frecuencia presentan diferente fuerza cuando el paciente intenta andar y cuando se le explora en decúbito. Los reflejos son a menudo discordantes con el cuadro clínico y siempre, en las formas seudodenervadas, faltan la atrofia o los signos electromiográficos de denervación.


       Otras veces, los aspectos son más teatrales, como si el enfermo moviera las piernas sobre unos zancos con separación exagerada o con bruscos vaivenes que, al no caer, evidencian unos buenos mecanismos de control.


       En las paraplejías histéricas el paciente anda en forma extraña con ayuda de muletas y a veces se acuesta sin ayuda, manteniendo las piernas a veces rígidas y a veces relajadas. En general el diagnóstico diferencial no es difícil, sobre todo si se es capaz de influir sugestivamente al enfermo. No es suficiente preguntar superficialmente por los posibles problemas psicológicos del paciente, que con frecuencia niega.