• Etiología de la disosmia o parosmia

    Los estudios epidemiológicos muestran que la disfunción olfatoria es común, tanto en población general como clínica, sin embargo la disosmia per se, es menos frecuente en la población general y en cambio más prevalente en la población clínica que consulta por este motivo (Finelli PF et al; 2008).
     
    Su origen es diverso pero habitualmente es debido a patología local de la vía respiratoria (los empiemas, la ocena, etc) que suele ser objetivable con una exploración física detallada y a veces perceptible por el propio explorador. Además, puede ser provocada por las lesiones parciales del bulbo olfatorio (habitualmente asociadas a traumatismos craneoencefálicos, en cuyo caso se relacionaría en con las ilusiones olfatorias) o incluso ser la expresión de una patología psiquiátrica de base (algunas personas con depresión se quejan de los olores desagradables de los alimentos sin que esto sea real, a este fenómeno se le denomina cacosmia) o secundaria a la suspensión del tratamiento farmacológico con benzodiacepinas, la exposición a materiales que contengan zinc o determinados agentes tóxicos (Ropper AH et al; 2007).
     
    Aunque en la mayor parte de los casos se debe a infección de los senos paranasales o lesión parcial de los nervios olfatorios, en muchos otros una mala higiene dental puede generar un olor desagradable a nivel orofaríngeo que es percibido de manera anómala por nuestros receptores olfatorios y se acompaña de un sabor desagradable (Finelli PF et al; 2007).
     
    Su fisiopatología es desconocida y han sido varios los orígenes propuestos, como la pérdida parcial de neuronas receptoras olfatorias que provocan incapacidad de formar una percepción completa de un olor determinado, patología en las áreas asociativas del sistema nervioso central, etc. Con respecto a la fantosmia, se han sugerido como teoría fisiopatológica la hiperactividad de las neuronas receptoras olfatorias del sistema nervioso central y la pérdida de las neuronas inhibitorias. No obstante, son necesarias más investigaciones en el futuro para aclarar la patogénesis de la parosmia y fantosmia.
     
    Bibliografía:
    Finelli PF, Mair RG (2008). Disturbances of smell and taste. En: Bradley WG, Daroff RB, Fenichel Gm, Jankovich J (Eds). Neurology in clinical practice, (pp 263-270). Philadelphia: Elsevier.
    Ropper AH, Brown RH (2007). Trastornos del olfato y el gusto. En: Ropper AH, Brown RH (Eds). Principios de Neurología, (pp 195-202). Méjico: McGraw-Hill Interamericana.