• Diagnóstico de la hernia de disco cervical.

    En ausencia de mielopatía y si no se sospechan etiologías distintas de la compresión radicular por hernia o espondiloartrosis no existe indicación de realizar pruebas radiológicas en el primer mes.
    Cuando son precisas porque el dolor es refractario o existen déficits neurológicos, la Resonancia Magnética es el procedimiento estándar más aceptado para la correcta valoración de la columna cervical. Por su excelente capacidad de valorar los tejidos blandos, permite distinguir los discos deshidratados o protruidos, la existencia de osteofitos y de estenosis foraminales. Además permite valorar las relaciones que las estructuras musculoesqueléticas guardan con las neurales y si existe compresión radicular o medular. Puede detectar desplazamientos radiculares o medulares, edemas o cavitaciones medulares. Permite detectar la patología no espondiloartrósica que, como los abscesos epidurales o los tumores pueden remedar el síndrome clínico de la radiculopatía.
    Sus principales desventajas son su coste, la falta de tolerancia a la exploración en personas que sufren de claustrofobia y la imposibilidad de realizarla en presencia de marcapasos o implantes metálicos. En estos casos, la mieloTAC puede ser la prueba indicada, aportando además sobre la RM una mejor valoración de los márgenes foraminales.
    Cuando existe una hernia discal clara y una buena correlación con la clínica del paciente la relación causa-efecto puede atribuirse con facilidad. Si únicamente existen cambios discoartrósicos y espondiloartrósicos su relación con la clínica debe interpretarse con mayor cautela debido a lo frecuentes que son en la población general a partir de determinadas edades.
    La electromiografía ayuda a confirmar el diagnóstico en casos dudosos pero sobre todo sirve para diagnóstico diferencial con afectación del plexo y de los troncos nerviosos periféricos.