• Arterioesclerosis obliterante.

    La arterioesclerosis es la enfermedad vascular más frecuente. El término arterioesclerosis alude al engrosamiento y endurecimiento de la pared arterial. La causa principal es la aterogénesis. Afecta a arterias grandes y de calibre mediano con preferencia sobre las pequeñas, y es causa de enfermedades coronarias, carotídeas y de arteriopatía de las extremidades inferiores. Es la principal causa de muerte en países desarrollados. Los factores de riesgo que influyen en su desarrollo son los de riesgo vascular: hipertensión arterial, diabetes mellitus, hipercolesterolemia, consumo de cigarrillos, obesidad, historia familiar de cardiopatía isquémica prematura y el sexo masculino. Existen otras formas de arteriopatía no ateroesclerosas que son mucho menos frecuentes (alteraciones congénitas de la pared del vaso, enfermedades granulomatosas, arteriopatías inflamatorias).
    El síntoma fundamental es consecuencia de la isquemia, con dolor desencadenado con el ejercicio (claudicación intermitente) aunque si es de la suficiente severidad también puede aparecer dolor en reposo.
    La claudicación intermitente de la marcha con dolor muscular en los gemelos al caminar, que cede con prontitud o de modo inmediato al pararse permite diferenciar la causa isquémica de la claudicación neurógena de la marcha en la que el paciente necesita sentarse o inclinarse hacia adelante para mejorar. La ausencia de pulsos distales en extremidades, junto con cambios tróficos en la piel orienta a la claudicación vascular mientras que la presencia de síntomas o signos neurológicos lo hace a la neurógena.
    Cuando se afectan arterias más proximales (aorta e iliacas), el dolor y la claudicación pueden interesar a la cadera y los glúteos. Se conoce como síndrome de Leriche.
    El mejor tratamiento es el preventivo sobre los factores de riesgo: dieta mediterránea, ejercicio regular, evitar hábito tabáquico, tratamiento medicamentoso de la hipercolesterolemia, hipertensión arterial y diabetes méllitus.