Fecha publicación: Hace 9 años 17 semanas
Autor: Administrador Web
A veces se pasa por alto el hecho de que la neurociencia ha avanzado gracias a la posibilidad de evaluar y analizar minuciosamente a la luz del microscopio los cerebros de donantes sanos y enfermos con patologías neurológicas. La referencia para todos los estudios en biomedicina ha estado referida al resultado de la histología y de los hallazgos encontrados en la anatomía patológica. La correlación entre la clínica del paciente y los datos encontrados en la muestra de tejido cerebral han sido fundamentales desde hace generaciones para cimentar nuestro conocimiento en el funcionamiento normal y patológico del cerebro. El enorme desarrollo de la neuroimagen y de los biomarcadores en la última década no ha desterrado, ni mucho menos, el estándar de comparar con los resultados de la histología. En todo caso, las nuevas pruebas se comparan con dicho referente y son tan precisas como la anatomía patológica lo permite.
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Fecha publicación: Hace 9 años 18 semanas
Autor: Ángel Fernández Díaz
Es de sobra conocida la relación existente entre la dieta y el riesgo - o disminución de éste - de desarrollar una determinada enfermedad. Naturalmente, la Enfermedad de Alzheimer (de ahora en adelante, EA para no sobrecargar al lector) no podía ser una excepción: datos de investigación básica sugieren que el consumo de determinadas vitaminas y ácidos grasos omega 3 parecen proteger del desarrollo de EA.
Este beneficio parece obtenerse no sólo a causa de la mejoría apreciable en los parámetros relacionados con el riesgo cardiovascular, sino también por su repercusión sobre la estructura fosfolipídica de la membrana neuronal. Esto quedó refrendado en mayor o menor medida en diversos estudios epidemiológicos como el WHICAP o el Three-City, si bien las conclusiones de este último no fueron tan optimistas como las del primero.
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Fecha publicación: Hace 9 años 19 semanas
Autor: Anabel Puente Muñoz
«Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y aún lo malo, si poco, no tan malo»
Baltasar Gracián
Quién puede decir, que nunca ha experimentado una dulce somnolencia hacia la mitad del día y se ha dejado llevar hacia un sueño breve, pero reparador que le permita seguir adelante con la jornada. La siesta no es solo una costumbre arraigada en mayor o menor medida en muchas culturas, entre las que se encuentra la nuestra, sino que también es una necesidad fisiológica incluida en el complejo engranaje del ciclo sueño-vigilia. Sin embargo, no siempre la siesta es reparadora; es decir, a veces tras un periodo de sueño nos despertamos con sensación de pesadez y abotargamiento. ¿Por qué ocurre esto?
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